Las palabras que son cansancio

Media Somosierra 2018 – Por El Pronador Errante. 


Sucede que a veces la imaginación te abandona y no eres capaz de escribir una crónica medio decente. Sucede que en algunas ocasiones relatar una carrera tal y como ha sido es aburrido y hastiado, al ser repetitivo. Y son palabras escritas que terminan siendo papel mojado en el océano de este blog. 

Sucede que por momentos las palabras son cansancio…. 

Por eso no sé qué contaros de la Media maratón de montaña de Somosierra del domingo 7 de octubre, donde estuvimos 6 valientes villanos. Salvo que como en todo este tipo de carreras en las que salvas desniveles, atraviesas ríos por puentes o a pelo , descubres bosques , rozas nubes en las cimas y te camuflas con el paisaje es todo como una aventura. 
Quizás por eso me gustan ahora tanto. 
Quizás ya no sea un corredor popular, sino que quizás sea un aventurero. Algo remilgado y timorato ante bajadas técnicas y tiempos de corte, pero aventurero al fin y al cabo. 

A mis 16 a 18 años me leí todos esos libros de aventuras de mis queridos Verne, Stevenson, Salgari, Dumas, Cooper o London, etc. En el largo trayecto que me brindaba el transporte publico de casa al trabajo, y viceversa. Y en esas horas fui por momentos Miguel Strogoff atravesando las estepas siberianas, John Silver con su pata de palo y su botella de ron, Sandokan perdido en la selva de malasia, Edmundo Dantés escapándose del castillo de If, el último mohicano o Martin Edén dejando el mar para sumergirse en lo más profundo y oscuro de las palabras escritas. 
A mi manera, metiéndome imaginariamente en aquellos personajes, era un héroe o un antihéroe de carne y hueso, el protagonista sin querer o queriendo. Un aventurero. Y ahora mucho tiempo después, a la vejez viruelas que dirían, a mis ya superados 50 años, encuentro en el monte la aventura que ansía mi corazón. Sintiéndome en las trialeras, las pedreras y las alturas el homónimo de aquellos héroes de las lecturas de mi juventud. 

Y siempre hay que ir donde el corazón te lleve. 

Y esta de Somosierra fue una aventura más. Llegar con el calor de Galayos reciente en el cuerpo y encontrase con el frio viento de la sierra de Madrid a 1444 metros de altura del Puerto de Somosierra, y enfrentarse a el con una tímida camiseta de manga corta y unos tristes manguitos fue toda una aventura, fría eso sí, pero aventura. Claro que alguno como Manolo Briones , que se presentó en la helada mañana con una simple camiseta de tirantes, fue aún más valiente.


EL EJERCITO DE LOS PANCHOS VILLANOS

LOS FRESCOS

LA BOLSA DE HIDRATACIÓN VERSIÓN CASAVIEJA

Salimos los 6 como habíamos diseñado y planeado haciendo chucuchu chucuchu, pero tras la primera rampa asfaltada de unos 200 metros con la que comienza la carrera hasta adentrase entre las pedreras, el barro y las mierdas de vaca, el tren descarrilo. 
Con la locomotora flop-casper Mata a todo vapor dejándonos atrás al resto de vagones que hacíamos lo que podíamos. La aventura había comenzado. 

Tras 3 repechos para salir del puerto de Somosierra, nos adentramos en el camino forestal a 1650 metros de altura, una zona rodeada de pinos silvestres donde nos deleitamos con la flora de la zona, a saber, Betula péndula Myosotis debilis, Ornithogalum bourgaeanum y Rubus vagabundus, y otras especies. En la que se llanea durante 1 kilometro para empezar una subida dura pero llevadera en zigzagueante ascensión. 




Tras 10 falsos llanos llegamos al kilometro 5 donde se encuentra el avituallamiento, me tomo un tigreton, dos bonys y media pantera rosa pero no me bebo el vaso de leche pura de vaca montañera madrileña pues soy alérgico a la lactosa, y comienzo la subida fuerte del día. Una rampa de esas que cuesta hacerla hasta andando. De las que se hacen eternas. Poco a poco, a cada paso, a cada traspiés nos vamos adentrando en la espesura de la niebla, que a cada metro se va haciendo más y más espesa, lo que nos impide tener una referencia de donde y cuando llega la cima, solo subimos y subimos en zona 6. Con algún ligero falso llano para recuperar el pulso a zona 4. Seguimos escalando y cuando empiezo a perder toda esperanza, helado hasta los huesos, con la niebla espesándose aún más a cada milímetro, con las manos ateridas por falta de guantes y previsión, por fin, llegamos a la cumbre. A dos bajo cero, con el viento y la bruma pegando de costado, sin cortavientos, sin guantes, con el moco colgando como estalactita, sin gorro, pero con un pañuelo divino de la muerte que pone “ultra Gredos” en la cabeza y con unos manguitos de la carrera de Cabanillas finos pero muy amarillos haciendo conjunto con mi camiseta de Trail Villano (todo postureo y fachada). Estoy pasmado y con la sensación de estar a punto de quedarme congelado, pero ha merecido la pena, estoy en el pico de las tres provincias, en la cúspide de la carrera, en lo más alto, a 2129 metros de altura sobre el nivel del mar, que no se ve porque esta lejos. Pero si podemos contemplar desde aquí las tres provincias que le dan nombre (Chiquitistan, Wakanda y Oz), espectacular, grandioso, majestuoso……pero que “caspitas” (por no decir tacos que hay niños que leen el blog) si con la niebla no me veo ni la sombra…pues otra vez será y me tiro monte abajo para volver a la salida que esta vez será la meta. Dicen que estas carreras, las de montaña, se ganan bajando, Será cierto, pero yo no he ganado ninguna aún, ni bajando ni subiendo. Es más, no he quedado ni entre los 10…20…30...bueno de mitad para adelante nunca, será cuestión de genética o quizás es que no bajo ni subo siquiera aceptablemente. En fin. Los pódium para quienes se lo ganan, el resto a galeras a remar. 





Bajando, con prudencia, manteniendo el equilibrio y agudizando el sentido de la vista, la sensación de frio se va disipando a medida que vamos escapando de la niebla. 







Zonas arboladas, pequeños riachuelos, veinticinco falsos llanos y cuando estas cerca del pueblo, de frente y al alcance de la mano, las balizas te indican hacia el otro lado, para que subas un par de pronunciados repechos, que en este tipo de aventuras te pone siempre la organización Para que salga el kilometraje y el desnivel (como el Excel de Carlos Serrano) como guinda final antes de rematar hacia la meta, y de esta manera absorberte las pocas fuerzas que te quedan. 


MATA FUE EL MÁS RÁPIDO DE LA GRUPETA

ESE SOY YO, nada destacable

FERNANDO RECUPERANDO SENSACIONES

MANOLO que HA VUELTO

ALONSO, que hizo marca Y LOZANO, 33 de su categoría


Cuando llegué a la meta me encontré a Mata comiéndose un perrito caliente a carrillo lleno. Como me dio envidia me comí tres mixtos (la mostaza me encanta) y un par de vasos de caldo Aneto (me encanta el agua caliente con sabor) mientras va llegando el resto del tren. 




Siento haberme extendido tanto para una carrera de tan solo 22 kilómetros con sus 1000 de desnivel positivo. La próxima aventura será en El Escorial de 20 y 42 km. Promete ser de las buenas. Intentaremos captar todo el entorno y contarlo aquí mezclándolo con ficción y aventura, como siempre, para no aburriros, porque “las palabras son cansancio”, título de una canción del último de la fila de su disco “ENEMIGOS DE LO AJENO” (que son aquellos que no quieren lo que no es suyo). 

Mírame a la cara, y dime lo que ves; 
Un ser loco por vivir en paz, ¿qué otra cosa es vivir sino enloquecer? 
No soy el centro del mundo, 
porque un día salí despedido hacia las estrellas, 
borracho del azul del cielo. 
¿Cómo pretendes que sea responsable? 
Palabras que son cansancio.
Pero yo te prometo inventar, un lenguaje nuevo para ti. 
La gran pesadilla es despertar, 
cuando no se tiene otro lugar, 
más allá de los propios sueños. 
¿Y cómo pretendes que sea responsable si todos nacimos para beber la vida a tragos? 
Y al despertar te recuerdo rodeada de esa quietud con que vivías a mi lado,  
para velar por el silencio primitivo.
Palabras que son cansancio. 
Pero yo te prometo inventar, 
un lenguaje nuevo para ti. 
Mírame a la cara, dime lo que ves, 
un ser huraño y solitario, ¿qué otra cosa es vivir sino soledad? 
Y ahora mira hacia afuera, 
y dime lo que ves hay un mundo yermo y solitario, 
 ¿qué otra cosa es el mundo sino soledad? 
 ¿Y cómo pretendes que sea responsable? 
 No quiero hablar, ni tampoco que me hables, 
 si al despertar, te recuerdo rodeada de esa quietud con que vivías a mi lado,  
para velar por el silencio primitivo. 
 Palabras que son cansancio. 
 Pero yo te prometo inventar, un lenguaje nuevo para ti. 
 La gran pesadilla es despertar cuando no se tiene otro lugar, más allá de los sueños.

143 llegados a meta



NombrePuestoCategoríaPos.CatTiempo Neto
José Manuel Mata Lairado 28Vet_M92:07:30 - FLOP-CASPER
José Fernández Valencia53Vet_M192:19:07
Fernando Úbeda Bravo67Vet_M242:25:02
Manuel Briones Barragán82Vet_M302:29:19
David Alonso Jiménez 98SN_M602:39:23
Eduardo Lozano Valverde99Vet_M332:39:23

2 comentarios:

pepa cooks dijo...

Bueno, pues una de las mejores crónicas que te recuerdo...

Ojalá algún día todos podamos sufrir así...

Miguel Ángel R. dijo...

José Fernández Valencia o la difícil facilidad para escribir crónicas y superarse cada vez.
Yo desde luego no me canso de leerte.
Enhorabuena a todos por la carrera y por el esfuerzo.

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