De la quedada villana del pasado sábado.


El pasado sábado realizamos una quedada de club donde acudieron diversos integrantes del mismo como podéis ver en la foto. Si saliéramos a entrenar solos sin que nadie se enterase ni nos vieran o sin hacerlo público seriamos invisibles porque nadie nos vería…









Cuando nadie nos ve somos invisibles.



Con la llegada del progreso, de  la modernidad, y el avanzar del siglo 21 nos prometieron calidad de vida, acomodo, y mucha libertad….



Para ello nos ofrecieron móviles de última generación de pantalla plana que la mayoría compramos para nosotros y nuestros hijos, fuese cual fuera el coste.

Pusieron lindes a  los parques acotando las horas de entrada y salida.

Hicieron que la bici fuera estática e inventaron la cinta de correr de pantalla táctil.

Cerraron bibliotecas e hicieron que cualquier guionista adaptase cualquier libro al cine. Y hasta les dieron premios por ello.

Nos instalaron una antena para ver 1254 canales diferentes e internet a la velocidad del sonido……

Y anestesiados, hibernamos semanas, meses y años….

Hasta que un día por fin levantamos la vista de la pantalla del móvil, dejamos de intercambiar whassap, de guiarnos por google maps para llegar siempre al sitio, de dar sin pensar la razón al me gusta o like al face o al instagram, de verter kilómetros en el strava aunque fueran de añadido, de etiquetar fotos sin detenernos en verlas… y nos miramos a los ojos, sin intermediarios ni emoticonos…. Y aunque nos reconocimos no nos conocíamos….Entonces, por un instante… En un Déjà vu frenético nos abrazamos como amigos, nos dimos besos de amantes, saltamos las lindes del aire como niños y corrimos desnudos y sin GPS por los campos de trigo atrapando nubes como si no hubiera mañana. Recitamos poemas de Whitman o Hernández de memoria. Reímos viendo la puesta del sol ebrios de libertad y nos arrullamos cuerpo con cuerpo en la fría medianoche como locos. Por un momento….





Pero el pio pio del favorito en el twett nos devolvió a la realidad con un hashtag de una contorsionista sueca… y tiramos las cenizas del Fénix por el retrete, no vaya a ser…



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