De carne y de huesos


Maratón de montaña de El Escorial.

Crónica del Pronador Errante






Como soy pronador meto los pies hacia dentro de una forma inverosímil, demasiado predecible. Como soy errante suelo errar más de la cuenta, pero no me duelen prendas. Por eso, he decidido desertar del presente y volver al pasado, para recuperar mí tiempo, e intentar enderezar la pisada para no torcerme el tobillo.
Empezaré por el principio, soy un atleta de montaña, de pura montaña, nacido entre peñascos y cauces de ríos, un trail runner de elite, y como me da igual correr 20 que 110 kilómetros, ni el desnivel acumulado, me he apuntado al Maratón de montaña de El Escorial. 


He salido algo rezagado, pero en cuanto la cosa empieza a empinarse nada más dejar atrás el Monasterio, comienzo a adelantar corredores uno tras otro. En un visto y no visto los voy dejando atrás. Llevo un ritmo demoledor.
En cuanto empieza la primera subida a Abantos de la jornada donde salvas un desnivel de casi 1000 metros en 5 kilómetros ya no tengo a nadie por delante, solo la niebla, las piedras resbaladizas, el barro, y el viento bajo cero que sopla de costado. Y no me molesto en mirar atrás ya que se a ciencia incierta que los rivales se están quedando entre la fila de a uno de las curvas de la trialera interminable. No subo, no troto, no corro, !!salto de hito en hito!!, como una cabra montesa, como un jaguar en celo.


Paso el primer avituallamiento, haya donde se cruzan los caminos que diría Antonio Flores y los de la media se van y los del maratón seguimos. Y digo bien lo de paso, pues no paro, no me hace falta, voy sobrado de energías internas (entrenamiento, determinación, frecuencia cardica, etc.), no me hacen falta externas (geles de cafeina, gominolas, platanos, etc.).


Así sin darme cuenta transito los siguientes 22 kilómetros y salvo los 1000 y pico de desnivel que quedan, en solitario. Haciendo fartlek si me apetece subiendo la interminable cuesta que lleva a Roblelondo(ese horizonte lejano) y un poquito más allá, regulando en los falsos llanos, pensando en mis cosas (esas que pensamos los que podemos llevar la mente fresca pese a la dureza de los recorridos).
Así, afronto los últimos 7 kilómetros de casi bajada, como el kamikaze de Miguel Ríos, como el loco de Rosendo, pero sin incordiar.
Estoy en la recta final, transito a toda velocidad por los adoquines de la calle que no me alcanza el wiki para acordarme de su nombre,  el publico me jalea y me lleva en volandas, sobre la misma línea de meta me arrodillo y hago el gesto del arquero, heredado de mis antepasados (los triunfadores), con el que salgo en todas las fotos de portada en cada carrera que gano, y sí, soy el ganador. Me cuelgan mi medalla de campeón, desde las gradas alguien me lanza la bandera de mi pueblo, la beso y la hago volar por encima de mi cabeza. ……......
.........Mi madre entra en mi habitación y dice que "basta de saltos, que deje de jugar con las sabanas". Me descuelga del cuello el cordón de mi zapato con el trozo de papel pintado de amarillo, “cuanta fantasía mi niño” dice, lo deja sobre la mesilla, me arropa, me dice que es hora de dormir, que quizás mañana será otro día. Baja el interruptor, los destellos de los flashes dejan de cegarme, y  la oscuridad se cierne sobre la moqueta color tierra de mi cuarto.
Mañana cuando despierte, seguro, será otro día, tendré 51 años, correré detrás de mis amigos del trail villano subiendo una cuesta, a lo alto de los Santos, de Chiloeches, Jultayu, Vistabella, Ocejón o La Mira, y quién sabe si en la última recta les esprintare para colgarme esa medalla….



Y mientras dormía soñé media docena de veces…


1-Soñé que era Isaac Pinto, capaz de correr en menos de un mes un ultra de 80 y un maratón de montaña, con esa naturalidad que tiene, que lo mismo te mete en un lio de kilómetros y desnivel, que se pierde en un camino señalado en cualquier monte, que encuentra siempre el camino de vuelta, natural. Y así llegue a meta….VIDEO DE LLEGADA


                    
  
2-Soñé que era Javi Toribio, capaz de correr dos maratones en menos de un mes, con esa sencillez que tiene, que lo mismo le da hacer 10 que 60, subir que bajar, solo es cuestión de que se lo propongas aunque la cumbre sea lejana, que una sonrisa esbozara. Y así llegue a meta….VIDEO DE LLEGADA


                       


3-Soñé que era Miguel Ángel Rozas, capaz de correr dos maratones en menos de un mes, con ese saber estar que tiene, que lo mismo te escribe un chascarrillo por whassap, que una mega crónica de Premio Planeta para este blog. Y así llegue a meta….VIDEO DE LLEGADA


                           

4-Soñé que era Fernando Úbeda, capaz de hacerte creer que no le cuesta correr y hacer chistes mientras, que no le cuesta subir, que no le cuesta darte una hostia en la recta final. Y así llegue a meta….VIDEO DE LLEGADA

                           

5-Soñé que era Edu Lozano, el ultra (fondista), capaz de correrlas todas, ya sea asfalto, jardín, tierra o mar. Y los 21 de El Escorial. Y así llegue a meta…. VIDEO DE LLEGADA


                          

6-Soñé que era Nati, Ángela y Sonia, pizpiretas, sonrientes, corredoras y atletas como la que más,  capaces de lo que se propongan, a su ritmo, pasito a pasito, como laboriosas hormigas. Suben como todos, bajan como los mejores, sufren y llegan, siempre llegan.  Y así llegue a meta….VIDEO DE LLEGADA











Y tras estos seis sueños desperté, con mi tobillo como el cuello de Hulk (La masa decíamos de pequeños) y el pie como la cabeza de un Pachycephalosaurus. Para darme cuenta que no sirve de nada volver al pasado si la genética y las ganas no te acompañan. Porque nací para ser pronador y errante.

De pequeño me caí al caldero mágico de los que tuercen las botas.
Nací para ser de carne y hueso.

Y así llegue a meta….VIDEO DE LLEGADA




               Incapacitado para correr, temporalmente. 


Crónica dedicada a Carlos Serrano, su metatarso y la palmera de chocolate que esta vez se perdio.




Todas las fotos:





Llegados a meta 196 en el maratón y 321 en la media.



NombrePuestoCategoríaTiempo Neto
Isaac Pinto Gismero70Abs_M5:16:50
Javier Toribio Villaverde78Abs_M5:23:20
Miguel Angel Rozas Rodríguez123Vet_M5:54:04
José Fernández Valencia172Vet_M6:23:22

NombrePuestoCategoríaTiempo Neto
Fernando Úbeda Bravo128Vet_M2:33:55
Eduardo Lozano Valverde192Vet_M2:45:02
Sonia Leton Recuero309Abs_F3:36:29
Angela Alonso Alonso310Abs_F3:36:29
Natividad Lahoz Arroyo311Vet_F3:36:29

4 comentarios:

Miguel Ángel R. dijo...

Uffff…no sé muy bien por dónde empezar la verdad. Cada vez estoy más convencido que desde el bendito día que entré en este club lo de plantearse retos, prepararlos y conseguirlos, es una mera excusa barata que solo busca dos objetivos; o bien plasmarlo en un crónica de tu puño y letra, o bien leer las crónicas de tus colegas, compañeros y amigos de fatigas. Llegar a la meta es maravilloso, pero escribirlo o leerlo después es maravilloso al cuadrado. Grande, grandísima la crónica Jose.

Fue un honor compartir contigo un puñado de kilómetros de nuestra penúltima aventura, pero siempre me quedará la pena de no poderte echar una mano y aliviar tu dolor. Admiro el coraje, la resignación, la fuerza, la locura y la valentía con la que hiciste esos 26 kilómetros muy mermado físicamente y seguramente también tocado en tu orgullo de atleta de montaña, de pura montaña.

Otra vez fuimos 8+1 los de esta aventura, ahora tocaba en El Escorial, y todos cruzamos la meta. Enhorabuena a tod@s.

PD. Y si algún día gano el Premio Planeta, solo lo aceptaré si es ex aequo y compartido contigo.

Carlos dijo...

Muchas gracias Pronador Errante. Se os echa de menos...
Prometo que el año próximo haré lo posible por volver con vosotros (es una de mis favoritas) y merendar dos palmeras: la de este año y la que toque, ;-)

Un abrazo!

Unknown dijo...

Bravo Jose!!! Que mérito tienes escribiendo una genial crónica como esta y terminando un maratón de montaña con un esguince desde el km 15....

Me pongo a tus pies esguinzados (y a los de tu señora que me hace de guía ;-))

Ángela.

Unknown dijo...

Estáis a tope! En lo físico y en lo artístico. Como os gustáis!
Qué grandes!

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