Por Miguel Ángel Rozas Rodríguez
Esta foto es el momento cumbre,
el momento final, pero hasta llegar ahí pasó mucho tiempo. Ya sé que quizá una
crónica con dos partes sea excesiva, pero se trataba de mi primera maratón de
montaña y creo que la ocasión lo merecía. Gracias chic@s por vuestra
comprensión.
Hacer un maratón de montaña, y
más si se trata de tu primer maratón, no es un proceso ni sencillo, ni rápido,
ni breve; más bien todo lo contrario, al menos en mi caso.
La historia de mi primero
comienza allá por el ecuador del mes de mayo, y lo mejor de todo es que en ese
momento yo no tenía ni idea de que se estaba iniciando. Os sitúo un poco,
tenemos al equipo de Picos de Europa recién aterrizados de su epopeya y
prácticamente al día siguiente ya comienza a hablarse de la próxima locura. Hay
varias propuestas pero el 18 de mayo es el día clave. Ese día Isaac, quien si
no, nos informa que se ha inscrito en la Ultra de Gredos a la prueba de
relevos, 55+25, haciendo el largo por supuesto. Unos días después es Javi el
que se inscribe al maratón de Los Galayos y tras él, Jose también lo hace.
Llega el 29 de mayo y ese día realmente soy consciente de que empieza a
escribirse la historia de mi primer maratón de montaña, el de Los Galayos. Y
tiene varias fases. Os las explico.
FASE 1. INSCRIPCIÓN O EL MOMENTO
"¡VENGA HOMBRE, A TOMAR POR CULO YA!"
El 29 de mayo es martes y todo el
día me lo paso con una idea rondando la cabeza. ¿Me apunto yo también al
maratón? Las dudas son abundantes como os podéis imaginar. Pasa la mañana, pasa
la hora de la comida, salgo del trabajo, pasa la tarde y llega el momento
clave; la cena. Para inscribirse en una carrera necesitas muy poco, en mi caso
el portátil, el ratón de toda la vida, el del botón derecho e izquierdo porque
no puedo con el táctil, la tarjeta de crédito y unos cinco minutos de tiempo.
No sé si a vosotros también os pasará pero yo esos cinco minutos suelo
encontrarlos a la hora de la cena. No me preguntéis porqué, pero o bien las
hago con la mesa ya puesta y la cena preparada o después de cenar con la mesa
por recoger. Y en esta ocasión fue con la mesa por recoger. Enciendo el
portátil, conecto el ratón, entro en la web, pincho en el enlace de
"inscripción", relleno los datos personales, cliqueo en
"pagar", relleno los datos de la tarjeta, y... reviso los datos de la
tarjeta, y...los vuelvo a revisar, y...te me quedo mirando a la pantalla como
hipnotizado, entro en una especie de trance y el dedo índice se me queda como
paralizado, hasta que de repente despierto, vuelvo a la realidad y pienso
"¡Venga hombre, a tomar por culo ya!" Y el dedo revive, acepto el
pago, me descargas el justificante por si acaso, aunque ya me ha llegado el mail,
salir, salir, salir, apago el portátil y me pongo a recoger la cena. Aunque
tengo que confesar que en esta ocasión la inscripción la hice con un seguro de
NO cancelación, también inscribí a Ángela a Gredos, en la prueba de 12 km. O
sea, que sí o sí.
FASE 2. FASE DE ASIMILACIÓN O EL
MOMENTO "¿PERO QUE COÑO HAS HECHO?"
Empieza el mes de junio con la ya
tradicional 1/2 del Ocejón en la que me estreno y que me sirve para darme
cuenta de que me he metido en un buen lío, que además me va a tocar hacer todo
la preparación y el entrenamiento en el verano y que quizás el reto me viene
demasiado grande o demasiado pronto. Pero no hay marcha atrás, porque un reto
es un reto y porque 42€ son 42€; que como bien le dijo un amigo de la
adolescencia salmantina para ahuyentar a un par de los clásicos "pide-pelas"
de finales de los ochenta "¡Joder, que mi padre es un obrero!". Pues
eso, que el dinero cuesta ganarlo como para tirarlo en caprichos de un
calentón. A lo hecho pecho.
Continúa el mes de junio con la
carrera de Villanueva y la comida fin de temporada y me doy cuenta que estoy
saturado de correr que necesito un descanso y desconectar. Me tomo quince días
"libres" y marco una fecha en rojo en el calendario, el 1 de julio,
ese será el comienzo de mi maratón de Los Galayos.
FASE 3. FASE DE PREPARACIÓN O EL
MOMENTO "¿PORQUÉ ME DOY ESTOS MADRUGONES LOS DOMINGOS?"
La preparación para mí primer
maratón de montaña ha sido dura y difícil, pero muy satisfactoria y estoy muy
orgulloso del esfuerzo y la constancia que he tenido durante los meses de
verano que es una época no demasiado atractiva para entrenar por razones
obvias. Si tengo que destacar algo sin lugar a dudas me quedo con el honor y la
fortuna de haberme hecho dos grandes y fieles amigos. De los leales, de los que
van de cara y no te ocultan nada y que sabes que van a estar siempre ahí para
cuando les necesites. El Ocejón y el Campachuelo. Os los presento.
Comencemos por el Ocejón. Desde
un primer momento vi claro que siendo verano y como gran parte de los fines de
semana de esta época los pasamos en Puebla de Valles, difícilmente podría
encontrar un lugar mejor para entrenar que este mítico monte de la Sierra Norte
de Guadalajara. 900+ de desnivel en 7 ó 9 km de subida, dependiendo de por
dónde la hagas. Más no se puede pedir, de manera que fue el epicentro de mi
preparación. Seis fueron seis las veces que lo subí. La primera solamente el
Ocejón (900+), luego otras tres haciendo doblete con el Campachuelo (1.300+) y
la última vez la verdadera prueba de fuego a dos semanas de Los Galayos, subir
y bajar dos veces seguidas el Ocejón (1.700+). El Ocejón tiene algo que lo hace
muy especial, algo que te atrapa y te hipnotiza. Llegas a Majaelrayo y lo miras
y lo ves tan majestuoso, tan colosal, tan alto, que te intimida, pero a la vez
te reta y te anima porque es de confianza y no te miente. Y te pones a correr
hasta donde puedes y luego a andar y llegas arriba al ya mítico vértice
geodésico y siempre es especial ese momento, por más veces que subas tienes que
llegar a él, tocarlo, sentirlo y saludarlo y decirle "Hola colega, gracias
por un nuevo reto. Hasta el próximo", te das la vuelta para iniciar el
vertiginoso descenso y estoy seguro que se despide de ti, a su manera, pero se
despide. Esa cumbre tiene además la particularidad de que igual subes y estás
tú solo, lo cual es simplemente maravilloso, que te encuentras con un grupo de
doce "domingueros" y tienes que proceder a realizarles las fotos de
rigor o que te encuentres con un rebaño de sesenta cabras solo al cuidado de
dos enormes y amenazantes mastines que no te quitan ojo ladrando, gruñendo y
ensañándote sus imponentes caninos. Cosas del Ocejón.
Sigamos por el Campachuelo. Se
trata de otra cumbre de la misma sierra, muy cercana al Ocejón y situada junto
al GR que une Majaelrayo con Valverde y que antiguamente era la vía de conexión
de ambas localidades. Me gusta esta cumbre, tanto si la haces antes del Ocejón
como después, tiene encanto y dureza. Para mí era un total desconocido y el
encuentro parece que va a ser fructífero. Ha sido un complemento perfecto para
completar las subidas al Ocejón con más kilometraje y más desnivel y además la
panorámica que tienes del Ocejón desde aquí es de las
mejores.
Pero tengo que confesaros algo, siempre tengo un momento de duda y es ese instante de cualquiera de los domingos de este verano en los que el despertador me ha sonado casi más temprano que a diario, y os aseguro que a diario madrugo mucho, y piensas "¿Por qué lo hago?" En ese momento no lo entiendes, pero la respuesta y la recompensa la tienes unas horas más tarde.
Desde aquí quiero agradecer a un
grupo de gente muy cercana y muy especial que me acompañaron en varios de estos
entrenos y que además me dieron muchos ánimos y buenos consejos para mí
aventura de Gredos. Gracias a David, Jesús, José Miguel, Raúl y Raquel que me
acompañaron al Ocejón y/o Campachuelo.
Y de nuevo a David y Jesús por
descubrirme la ruta circular de Roblelacasa pasando por la célebre
"Muralla china de Guadalajara", todo un descubrimiento.
La pena es que ninguno de estos
entrenamientos los pude compartir con mis compañeros de aventura en Gredos, al
final las complicaciones de los meses de verano impidió que coincidiéramos.
Finalmente fueron, desde el 1 de
julio al 18 de septiembre, un total de 360 km y 10.033 metros positivos de
desnivel con el único fin de poder llegar a la meta de Arenas de San Pedro.
Pero esa es otra historia y necesita su propia crónica.
Continuará...
5 comentarios:
Que decirte, Miguel...
Que has puesto el premio al Mejor Guión Seta junto a unos tochos infumables de leer... JAJAJAJA
Normal que te levantes pronto para correr.
A la espera de la segunda parte, que 42€ son 42€
Que bueno!!! Deseando leer la segunda parte. Que intriga, como terminara? Jejejej.
Lo malo de correr por la montaña es que engancha mucho... Buscalios Strikes Back
Para la siguiente espero poder coincidir contigo en entrenamientos.
Qué bien Miguel.
La crónica como siempre excelente eso no hace falta que lo recalque.
Qué gran estreno en un maratón.
Como dices (aunque alguno piense lo contrario) hacer un maratón de montaña no es nada sencillo. Ya sea el primero o el vigésimo sexto. Siempre se tienen dudas y miedos. Pero como escribió Truman Capote en “A sangre Fría”
“Es fácil no hacer caso de la lluvia si se posee un impermeable”
Y el ser humano posee dudas y a veces es bueno hacer caso de ellas para llegar a las metas que nos marcamos.
Mi padre también era obrero, yo soy “obrero” o por lo menos el dinero me cuesta ganarlo también. Pero que ¡vivan! los calentones
Este reto particular no hemos tenido más remedio que entrenarlo cada cual por su cuneta (los meses de verano es lo que tienen). Pero para el próximo donde nos meta el cansino del Buscalios haremos grupeta. Y por supuesto no quiero perderme una subida cualquier fin de semana a esa célebre "Muralla china de Guadalajara".
Tal y como hemos empezado este año el Guion seta estará muy disputado…
Bravo! Deseando preparar juntos el próximo. Y este año no me quedo sin catar el Ocejón, el Campanchuelo y la Muralla China, Jajaja.
Miguel, nos tienes en ascuas.
Juancarr.
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