El recuerdo de mi sexta carrera - Crónica Costa Blanca Trail


Emprendo mi sexta carrera de montaña, con el compromiso de acabarla como fuere, sin miedo, pero con el respeto que me merece la montaña. Las sensaciones son buenas desde el inicio, la bienvenida te la da una aguja de caliza de 1406 msnm, el Puig Campana. Cuando te enfrentas a él solo piensas en lo que pequeña que eres frente a la cima más elevada de España por proximidad a la costa, cuesta entender que hace una hora estabas a nivel del mar, y ahora te enfrentas a bordearla. El ascenso comienza desde la misma salida de Finestrat, por lo que el comienzo no permite correr, si caminar y trotar en los cortos tramos que discurren en curva de nivel. En el ascenso, aproximadamente a 900 metros al este el paisaje es espectacular, hasta las aberraciones urbanísticas tienen su encanto, con un mar lejano azul, grisaceo y una vegetación
que no se resiste al fuego sufrido hace una década. Por ahora en este espacio la naturaleza aprieta, pero no ahoga. Mis piernas responden mejor de lo esperado y el deseo de sumergirme en el espectáculo de la Sierra es poderoso, y hasta los canchales, bloques de roca fracturadas que descienden de la ladera originados por el hielo me parece divertido sortearlos. Llegamos al  primer avituallamiento tras siete kilómetros recorridos, para recobrar fuerzas, que
sorprendentemente no las necesitaba (por primera vez). Estábamos en el Coll del Pouet, y se suponía que el desnivel más duro lo habíamos salvado. Nos adentramos cada vez más en la sierra y se aparecía una vegetación frondosa de adorno a unas montañas esculpidas por el paso del tiempo, rodeadas de las agujas del Pic Prim, estratos verticalizados, y al norte con vistas a la Sierra de Aitana, asomaba el Aitana con sus 1558 msnm. Todo ello hasta alcanzar el Coll de Sacarest, segundo avituallamiento, seguida del ultimo desnivel positivo, bastante duro, pero los madroños, encinas, jaras y pinos eran suficientemente motivadores para no activar el subconsciente. Seguimos ascendiendo hasta coronar y celebrando cada tono musical de los relojes que marcaban los kilómetros recorridos. Empezamos a bajar transitando las sendas que limitaban el Jurásico del Cretácico, y ofrecieron a mis pies la oportunidad de transitar entre el suelo y el aire y dejarme llevar, sentirte como materia etérea que fluye en el ambiente cautivador de ese momento,momento irrepetible, único, y comprendes el significado de la libertad, esa libertad de la que estaba segura que el Trail te proporciona, entonces no hay cuerpo, no hay respiración, recordé que había encontrado la magnetotérmica, esa sensación que descubrí en una crónica de Miguel Rozas , y que ansiaba encontrar.



Por un momento retrocedí en el tiempo, a mayo de 2018, donde decidí entender la disciplina de Javier con su entrenamiento, con su club. Decidí cambiar mis botas de montaña por zapatillas , y pasar por la montaña, sin el detenimiento con el que lo hacía, sino pasar casi sin dejar huella en el terreno. Por un momento vislumbrando el Aitana descubro lo que es la disciplina de Javier, es emoción del paso del tiempo, evolución, cambio de altitud, es amistad, los buenos momentos, los colores de la vegetación, el dolor, la fatiga, la soledad, la compañía, el silencio, las risas, el esfuerzo, el vacío, es Iván, es su padre, son las notas del Requiem de Mozar, es la libertad, es el todo y la nada, es él.


Decido escribir esta crónica, como muestra de gratitud a todos los atletas del Club de Atletismo de Villanueva que corrieron el Trail de Costa Blanca 2019 y a sus respectivos consortes, que tienen el mérito de acompañar y sufrir la carrera desde el “lado oscuro”. En especial a Javier que me animo a descubrir y compartir esta pasión, a Nati, Angela y Laura que me acompañan, me sufren y me animan siempre que lo he necesitado y a José (Pronador errante) por trasmitir que el atletismo es mucho más que correr y que todos podemos emprenderlo.




Sonia Letón.

2 comentarios:

La Roble dijo...

Preciosa crónica, Sonia! Así que te veo en la próxima,no? que ya se te ha metido el gusanillo en el cuerpo y... ay amiga, ése ya no sale.
Por más carreras de montaña juntas!

Miguel Ángel R. dijo...

Espectacular Sonia, sencillamente espectacular. Muchas gracias por animarte a escribir una crónica, somos tan tan poquitos los que lo hacemos que se agradecen caras nuevas por aquí. Enhorabuena por la crónica, por tus explicaciones de flora, terreno, estratos y demás; y sobre todo gracias por compartir tus sensaciones. Personalmente me alegro que por fin hayas encontrado la "magnetotermia". Es tan difícil de explicar que solo cuando la encuentras sabes realmente lo que es. Bienvenida. También te advierto que tiene un inconveniente, que cuando finalmente la encuentras, te atrapa de tal manera que ya no puedes desprenderte de ella.

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