IX CARRERA DE EL CASAR

            DESPUÉS DEL DILUVIO Por Arthur Rimbaud. (poeta y seguidor del club)   

Tan pronto como la idea del Diluvio se hubo serenado… diez villan@s se detuvieron frente a la alfombrilla de salida de la IX Carrera Popular de El Casar. Y bailaron como indios en la ribera del Rio Grande.

Sonó la campanilla a las 19:30 y salieron como liebres huyendo de los galgos, corriendo hacia el arco iris que se vislumbraba a través de la tela de araña de las nubes recientes.

En la ancha calle el gentío dejo los paraguas y lanzaron vítores y aplausos que resonaron en un eco eterno al verlos pasar.

Olía a tarde de otoño, pero simplemente fue una tarde de tormenta de verano. Olía a café recién hecho, a feria, a mejor estaría en casa viendo como el COI nos elimina en primera ronda. Pero también olía a sangre de la yugular, a Diputación, a  pódium, a carrera, y de las fosas nasales paso directamente a sus cerebros villanos e irremediablemente estos lanzaron las consignas al corazón, que bombeando un flujo sin fin hizo que aquellas 20 piernas villanas (algunas patas) se pusieran a correr.

Desde ese momento y antes de que la Luna gimoteara en el cielo, dieron dos vueltas a El Casar, como chacales buscando presa. Entre charcos, olor a  tomillo mojado, y el gruñir del huerto.

Y l@s diez villan@s cumplieron, como si fuesen diez mandamientos, el guion escrito de correr siempre sin cabeza o con poca.

Allí llego Manuel Briones en solitario, al galope de una jaca hecha de viento y marea. Al poco Julián Mota intentando cazar un instante de nube, que se le escapo por milisegundos. Javi Pérez, estrenándose como rebanador y haciéndose a si mismo ese honor. Edu Lozano haciendo cuentas sobre ritmos en su ábaco.

Y después llego el delirio, la emoción contenida tras la tormenta.

Con una solvencia de otro mundo Montse Agudo llego a meta como líder femenina absoluta. Margui Alfaro tuvo que acelerar, volar y guardar la ropa para quedar segunda absoluta y primera de su categoría. Miriam Polo, rompiendo su barrera del sonido llega cuarta de la general y segunda de su categoría.

Eso quería decir que el violeta de la noche tras el diluvio se convertiría en un pódium de noche veraniega teñida de azul y amarillo.

Allí llega Tomás Serrano, con sus mancuernas. Esther Millan a 150 pulsaciones. Gema Morata desde Móstoles, quien dijo que no había más allá.

Tras el diluvio....el arco iris.

Todas las fotos tomadas por Jesús Romo:

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Clasificación (extra oficial sacada por Edu según fotos), 9.400 metros, según Garmin:

Nombre	Cat	Pos Cat	Tiempo Neto	Media	Puntos
Manuel Briones	Vet-M1		0:38:45	4.07	36
Julian Mota	Vet-M2	4	0:39:30	4.12	33
Javier Perez	Sen-M		0:42:37	4.32	30
Eduardo Lozano	Vet-M2		0:42:42	4.33	27
Montserrat Agudo	Sen-F	1	0:43:31	4.38	24
Margarita Alfaro	Vet-F1	1	0:47:28	5.03	21
Miriam Polo	Sen-F	2	0:48:10	5.07	18
Tomás Serrrano	Sen-M		0:52:38	5.36	15
Esther Millan	Sen-F		0:56:20	6.00
Gema Morata	Sen-F		1:03:10	6.43	12

Apunte de Julián Mota contándonos como fue su carrera:

Menuda tarde y tremendo chaparrón con almendras y turrón que nos cayó en el Casar. Menos mal que estamos a principio de temporada y los nervios, errores y detalles de última hora se perdonan. Todavía tengo las piernas calientes de los 100 Km de Santander, y  tras dos meses aproximadamente, me encuentro con estos 9.400 metros.

Es casi un cero menos, pero estas carreras de 10 son matadoras y hay que entrenarlas y dedicarse casi a ellas por completo.

Prefiero ritmos algo más suaves y bastante más distancia.

La carrera en concreto ha sido bastante buena, aunque contaba con una cuesta que hacía más daño que una subida de impuestos. Menos mal que Santa Bárbara se llevó la tormenta y pudimos correr, pero como dijo Eduardo había bastante humedad.

La estrategia de carrera que usé  fue el unirme a algún grupillo que llevara la misma marcha que yo. A partir del Km 2, cogí  a un atleta veterano A, que  me “hizo” la carrera hasta el Km 8,5. A falta de esa un km. para meta cogimos a otro atleta y le dije que se uniera a nosotros hasta meta. Él me preguntó de qué categoría era, y le contesté Veterano B. Entonces me dijo que él era el tercero para llegar a meta y que nos la tendríamos que jugar al sprint. Puse un ritmo infernal, pero me pudo seguir, nos mirábamos de reojo para ver quien lanzaba el sprint final. En vista que no se decidía,

a falta de unos 50 metros salté a tope, me siguió.........pero me sacó medio cuerpo, ni siquiera un segundo. Enhorabuena. Con ello perdí el tercer puesto y por lo tanto el trofeo, pero me quedo con las buenas sensaciones de haber luchado hasta el final.

También el ver a mis compis me causó alegría, porque entre la tarde que hacía y lo nervioso que estaba, sólo ellos pudieron ayudarme. Como dije al principio, menos mal que estamos empezando

Un abrazo a todos