-MEDALLA DE CHOCOLATE-
Siempre voy buscando una nube a la que poder dar caza. Las
suelo cazar de día, pero no renuncio a hacerlo en la oscura noche. Por eso me
fui con Juanjo, Nati y Jenny la noche del 10 de junio a Talamanca de Jarama,
para atrapar otra más y así redondear parte de mi pequeño catalogo de carreras y estares.
Este “Trail” ya lo conocía de hace dos años, si bien y como
suele pasar en carreras de este tipo, la organización cambio el circuito del
mismo, para hacerlo más divertido y duro (dos palabras aparentemente opuestas
pero muy atrayentes para el corredor popular).
Además de esto añadir el calor que era sofocante.
Llegamos con suficiente tiempo pero no calentamos, ¿para qué?
A las 21:00 se dio la salida que nos llevo por casi dos kilómetros de asfalto
para salir a un camino que se bifurcaba hacia el margen del rio Jarama.
Aquí separaban las carreras de 10 de la de 21 que era la
elegida por los dos villanos. Aquí llegó la primera sorpresa del recorrido
“cruzar unos 20 metros del cauce del rio de orilla a orilla, con el agua a la
altura de los tobillos”.
Nada más cruzar el rio nos metieron por un kilómetro de
terreno en barbecho autentico, para así junto al agua formar una argamasa de
barro y arcilla digna de moldear por un
alfarero. Sigo detrás de Juanjo sobre el km. 3 pero sé que esto es pasajero.
Las taloneras se me resbalan a medio pie y no puedo plantar todo el peso de mis
albarcas en el suelo, con lo que voy de puntillas y haciendo ruido, algo que un
pronador como yo no se puede permitir, por lo que me hago a un lado, me
descalzo y me deshago de las taloneras, me uno a la grupeta y sigo; ya Juanjo se va en lontananza.
Desde aquí hasta el km. 9 es un no parar de subir y subir en
el que veo a la figura de Juanjo cada vez más lejana y desdibujada en cada
curva, con culminación en el km 10,5 con una pendiente dura que desemboca en el
Vellón , sus 906 metros de altura y la atalaya que da nombre a la carrera que
vigila displicente al pueblo de Talamanca.
Aquí ya empieza a oscurecer y es imprescindible el frontal.
Además las bajadas son bastante peligrosas (hacer cálculos de lo que para mis
pies y mi cuerpo es peligroso). Y como no me queda otra, en el semi llano que
se puede meto el turbo, en las bajadas resbaladizas y empinadas saco el tacatá
y las subidas las hago con el corazón en la boca a base de zancadas largas, muy
largas...
De Juanjo ya nada sé, pero para ser sinceros me encuentro
bastante bien, vengo de dos palizas en Lupiana y Ocejón (“paliza entre
comillas) y las piernas me responden. En el falso llano y subiendo no paro de
coger a las grupetas que me adelantaron en las bajadas peligrosas y de dejar
corredores tras mi “estela”.
Pero…cuando me empiezo a auto motivar sobre el km.16 mis
pies erran el camino y yo les sigo. Cuando mi cerebro lleva ya un rato
consumido por la adrenalina reposa y manda una señal de alarma a los ojos, “miro
delante y no hay luces de corredores, miro atrás y no hay luces de corredores,
miro detrás, miro delante de nuevo y no veo luces de corredores”, un momento(
me paro en seco) esas luces que se van alejando al otro extremo… ¡ostias! Y
desando lo corrido, trastabillo, me caigo, me cago en la santa madre que pario
al tal paneque, me levanto y llego al camino original; engancho a un corredor y
le pregunto por qué km va (por hacer cálculos) y según su crono y el mío me he
cascado 600 metros más, en fin gajes del oficio.
De la mala leche que llevo se me va la olla y pongo el
velocímetro a tope, en los siguientes tres kilómetros y poco antes de volver a
cruzar el rio Jarama (esta vez por un puente) voy adelantando progresivamente a
esos corredores que ya adelante, y como en un “deja vu” vuelvo a hacerlo. A
kilometro y medio de la meta me uno con una pareja en la que la chica según le
dicen va segunda clasificada femenina, como no quiero volver a errar de nuevo
ya que por peso, edad, oscuridad y condiciones voy limitado, aparte que en
los cruces no existe demasiada información, me uno a ellos hasta el final.
Y así por las calles de Talamanca regreso al punto de parida
y entro en meta dando palmadas a los niños que están allí animando y que me
tratan como a una figura mundial…
Allí me esperan Nati, Jenny y Juanjo. Yo casi no me doy
cuenta en ese momento pero voy empapado de sudor hasta las trancas y no hay
manera de frenar la hemorragia (será por el calentón de los últimos
kilómetros).
Tras calmarnos y refrescarnos nos acercamos al tablón de las
clasificaciones por ver como hemos quedado. Juanjo cuarto sénior y yo cuarto
veterano B (Master-50).
-Medalla de chocolate – Me dice Juanjo mientras da un trago
a su cerveza.
-Brindemos por ello- le contesto yo coca-cola en mano (me
tocaba conducir de regreso a casa).
En fin. Nos comimos el bocata, charlamos y volvimos a
Villanueva.
Lo mejor al margen del chocolate de la medalla que era del
80% fue la compañía. SIN DUDA.
88 LLEGADOS A META EN LOS 21KM.
6 comentarios:
Si es que te pierde el ansia viva!!! Ya podéis descansar majos!!! que vais a media de montaña semanal!!!
Cuando una cosa gusta y encima se disfruta, no hay q dejar de hacerla. Bravo Villanos
Enhorabuena villanos, no se os
resiste ni una, buena cronica bloguero.
Felicidades, sois unos monstruos. Oye, la camiseta que OS dieron también eran chulisima.
Enhorabuena a los dos por esa carrera.
Jaime hijo
A vosotros os da igual el calor, sois NON STOP! Enhorabuena chicos! Ahora descansad y coged 2 o 3 kilitos que estáis que os lleva el aire.
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