Esperábamos pasar un fin de semana fenomenal. Viajar a Ávila el viernes, para correr "La Carrera de Las edades del hombre" que se celebraría el domingo a la una del medio día.
Fin de semana con sus cañitas, sus tapitas, sus paseos por una bonita muralla, visitar la exposición, terracitas, helados...
Después estaba la carrera, un diez mil, de perfil "llano", llano mis cojo.., buen tiempo, buena comida al terminar, "judiones, papas revolconas y chuletón de Ávila". Aquí la experiencia y esa maldita "spanish filosophy, piensa mal y acertarás" empezaba a retorcer el nivel de las expectativas. Demasiado bonito, no acababa uno de creerse semejante planazo.
Como una profecía auto-cumplida así fue: magnifico fin de semana, espectacular ciudad!, asombrados de lo rápido de el viaje, siendo viernes además. El tiempo lo mejor, las terrazas, los baretos con los compañeros del club, que nos enseñan los lugares con las mejores tapas mmmmmmm...
Lo pasamos en grande, nos pusimos como el KIKO y dormimos como un cesto.
Día D
Salimos del hotel y aparcamos sin problemas a cinco minutos de la salida. Nos encontramos los cuatro villanos, David "Coco", Erika, Laura y yo mismo. Las chicas decidieron hacer una expedición a una gasolinera, para visitar los servicios. Ya que la organización, no había dispuesto los baños portátiles de rigor, en estos casos.
De acompañamiento, una procesión de creyentes o borrachos, que portaban una virgen, a la par que bailaban el cruzadito. Un energúmeno los guiaba sin parar de lanzar cohetes. Cohetes que subían a veces verticalmente y a veces se escoraban acojonando bastante, explotaban y enojaban hasta el mismísimo Picachu.
Desde ahí, las cosas cambiaron de color. 2500 corredores eran muchos. Ya no conseguimos los villanos reunirnos para la salida. Aunque tengo mis fundadas sospechas que Coco, me dio esquinazo para hacerme la 13 14.
La salida se retrasó 15 minutos, a pleno sol, contando los 10 minutos previos, sumaban como mínimo 25 mínimo esperando, con mucho calor.
Se dio la salida y todo el mundo como si estuvieran paseando, casi andando. Y tan apelotonados que era peligroso adelantar. Bajada, llano, más bajada, más llano, más bajada... por supuesto! todo lo que baja, tendrá que subir!
Llegamos a los dos kilómetros y medio y primer puesto de avituallamiento, diez metros delante de mí, dan la última botella de agua. No puede ser! detrás mía corrían cuatro quintas partes de la carrera ¿y ya no había agua para nadie más?
En el km 7,5 tampoco había agua... caras de incredulidad, miradas de desesperación... Ya, ante esta situación, la gente buscaba una solución y muchos la encontraron en el suelo. Las botellas que quedaban a medio beber en los laterales de la calzada. La generación de la litrona recuperó su inocencia, olvidó el conocimiento adquirido, dejó a un lado los escrúpulos y se hidrató como antaño, compartiendo la boca de una botella con desconocidos.
Esto me hizo pensar, que si no me daba prisa, también se acabarían los suministros en la llegada. Apreté el ritmo encarando un durísimo final, con la boca totalmente seca, cuesta arriba y pegando duro el sol, diría yo, que 35 grados eran pocos.
Aunque habíamos comenzado frente a la preciosa muralla, el recorrido era bastante feo, por el extrarradio, barrios sin ningún encanto y sin sombra.
Llegué a la meta y no tardé mucho en ir a la zona de avituallamiento, justo a tiempo para la lata de refresco, pero el agua otra vez se acabó en mi cara, por suerte vi que sacaban en el lado contrario al que yo me encontraba, un pack de seis botellas de litro y medio, al grito de es "el ultimo agua que queda". Como si fuera un refugiado en medio de una catástrofe, saqué eso que sospechas llevar dentro, y me hice con una botella, corrí a la llegada a esperar a las chicas. Sabía que habrían padecido como mínimo, lo mismo que yo.
Mientras las esperaba, la ambulancia se llevaba a uno con golpe de calor y era el tercero que veía caer, en la Carrera del Desierto de Asfalto.
La preocupación aumentaba por momentos, intentaba hacer un cálculo de sus tiempos, pero no llegaban...
Llegó exhausta Erika, agradeciendo el agua que yo les reservaba y el mojarle la nuca.
Mientras atendía a Erika vi como Coco, empezaba a moverse como un padre esperando junto a la sala de partos, intentaba alargar el cuello para encontrar a Laura y al no verla, se movía más rápido. Él la esperaba con una lata de bebida, también las latas, se habían acabado.
Llegó Laura también exhausta, refresco, agua, nuca mojada y a buscar a la hermana de Coco.
En este punto, mi sensación no era si había corrido bien o mal, o si le había rebanado la cabeza a Coco en su tierra, que SI!. Era que habíamos sobrevivido, habíamos esquivado el golpe de calor y la deshidratación. Estábamos bien.
Cuando averiguamos donde había que ir para recoger la comida, ya había 500 metros de cola, que se movía despacio. Una hora para conseguir la bandeja con una rica cerveza, coca cola, pan, patatas revolconas y una hamburguesa con una bandera de plástico clavada encima, que decía "carne de Ávila". Demasiado bueno para ser verdad. Los judiones se habían acabado, sorpresa sorpresa. El chuletón no era un chuletón... Pero vamos!, éramos supervivientes!
Realmente estábamos contentos, aunque veíamos todo lo que había salido diferente a nuestras expectativas, el gesto era de satisfacción y disfrutamos de la comida y de la cervezas a la sombra, tumbados en el césped y de los cafés y de los helados en una terracita. Compartimos la experiencia según cada uno lo había vivido, Risas, besos y para Villanueva.
No diré que fue un desastre la carrera, aunque mucha gente lo decía al terminar.
Lo cierto, es que para mí, fue una experiencia vital. Ver como la gente reacciona ante un pequeño caos, la mini-supervivencia que conllevó. Ver como algo fácil se complica y te da lo que sin saberlo, buscamos al correr: Vivir algo intenso. Un 10.000 se convirtió en una aventura y según mi punto de vista, fue el colofón final, a un fin de semana excepcional, mejor incluso de lo que habíamos imaginado.
No repetiría en ediciones venideras, al no ser que circuito cambie al interior del casco histórico.
El organizador nos envió un email pidiendo disculpas por todo lo acontecido. Lo cual le honra.
1.402 Llegados en el 10.000:
Pos | Nombre | Cat | Pos/Cat | Tiempo | Puntos |
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525 | SERGIO TRIGO | VEAM0 | 128 | 0:47:06 | 22 |
627 | DAVID ALONSO JIMENEZ | VEAM0 | 146 | 0:49:37 | 19 |
1157 | ERIKA DOBROVOLSKAITE | SENF0 | 59 | 0:58:28 | 16 |
1218 | LAURA ROBLEDILLO RAMOS | SENF0 | 69 | 1:00:12 | 13 |
1 comentario:
Que pasada las fotos! De verdad! que tienes madera periodística Blogger. Gracias Majo!
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