MISION: LA TIERRA; DESTINO: CUENCA; OBJETIVO: UN “VILLAN@” EN LA MAMOCU

               Crónica de Miguel A. Rozas Rodriguez


Nueva misión. Visitar un remoto y minúsculo planeta, en una remota y minúscula galaxia donde parece que hay una forma de vida muy particular, el “ser humano”; la cual debo estudiar en profundidad. Como el viaje va a ser largo intento ponerme al día con lo que me voy a encontrar allí. Entro en la “Cápsula de Adaptación”. Pulso “Inicio”. Historia, geografía, arte, filosofía, física, química, matemáticas, idiomas (interiorizo los cerca de 7.000 que existen, salvo el “alemán” que lo dejo por imposible), música, literatura, teatro, danza y me llama mucho la atención algo llamado “Cine”. Visiono los casi 350.000 títulos existentes. No asimilo muy bien las obras de un tal Lars Von Trier y una titulada “Abre los ojos”. Me planteo un segundo visionado. Finalmente lo hago, pero del “cine para adultos”. Muy curioso. Una señal me indica que nos acercamos a La Tierra. 


Hay que elegir un lugar por donde empezar. No me decido. Pulso “Aleatorio”. País: ALEMANIA; localidad: AN DER WEINSTRAßE WACHENHEIM (RHEINLAND-PFALZ). ¡No me jodas, tenía que ser Alemania! “Aleatorio”. País: ESPAÑA; localidad: CUENCA. Mucho mejor. Estudio la zona buscando un sitio para dejar mi vehículo. Elijo el Parque de los Moralejos. Unidad de tiempo local prevista para el aterrizaje; 08h13’23’’ del día 18/03/2018; coordenadas locales 40°4'27"N, 2°8'26"W. Me acerco. Hay demasiada concurrencia. Se trata de pasar desapercibido. Busco una alternativa. Me decido por el Gran Desierto de Victoria en Australia. Aterrizo. En una rápida maniobra oculto mi vehículo bajo varios cientos de toneladas de partículas llamadas arena y piedras. Busco la vía más rápida para regresar a Cuenca. Es atravesando el planeta. Corteza, manto, núcleo, manto, corteza y aparezco en el Parque de los Moralejos de nuevo. Observo que mi dimensión me hace invisible para los humanos. Perfecto. Pulso “Procesar” y me pongo al día de lo que allí sucede. Resulta que hay una “maratón de montaña”, la MAMOCU, es decir que la gente se echa a correr, caminar y coger setas por el monte durante varias horas. Al parecer hay salida, recorrido y meta. Inspecciono el recorrido y lo completo en 00h00’07’’. Lo comparo con el último ganador, 3h47’13’’. Creo que voy demasiado rápido para ellos. Quizás deba ponerme en su dimensión y entrar en contacto con ellos. “Procesar”. Busco como lo han hecho otros que llegaron antes que yo. No me decido. “Aleatorio”. ET el Extraterrestre. Lo descarto, muy evidente. “Aleatorio”. Donald Trump. Lo descarto por defectuoso. “Aleatorio”. Leo Messi. Lo descarto, no es extraterrestre es humano. “Aleatorio”. Jordi Hurtado. Lo descarto, es un mito en el espacio exterior, la perfección, nunca podría igualarlo. “Aleatorio”. Gurb. Ummmm... Me quedo con él. 


Tengo que lograr la apariencia de un ser humano. No me decido. “Aleatorio”. Resultado: rostro de Paco Martínez Soria; cabellera de Olvido Gara; tronco de Jesús Gil y Gil; pechos de Carmen de Mairena; brazo derecho de Cristóbal Colon; brazo izquierdo el incorrupto de Santa Teresa; piernas de Torrebruno; aparato reproductor masculino de Nacho Vidal; aparato reproductor femenino de Isabel la Católica. Falta algo que parece importante, el cerebro. “Aleatorio”. Jesulín de Ubrique; “en dos palabras Im-presionante”. Lo descarto. “Aleatorio”. Chimo Bayo. “Chiquitan chiquititan tan tan, Que tun pan pan que tun pan que tepe tepe, Ecsta si, ecsta no”. Lo descarto. “Aleatorio”. M. Rajoy. “es el vecino el que elige el alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde” Lo descarto. “Aleatorio”. Camilo José Cela. "No es lo mismo estar dormido que estar durmiendo, como no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo." Me quedo con él. Perfecto, pero la gente me mira. Lógico, me falta la indumentaria. “Aleatorio”. Mallas de Nacho Duato, top de Leticia Sabater, zapatillas de Miguel Induráin, gorra el bacín de Don Quijote, cortavientos la capa española de Ramón García. Perfecto, pero me siguen mirando. Lógico me falta el número identificativo que llevan todos. Necesito uno. “Aleatorio”. 3.14159265358979323846…. Lo abrevio, “π”. Tengo que grabármelo. Me acerco a un bar cercano. Con todo el sigilo que me permite mi indumentaria sustraigo lo que parece ser un “cuchillo jamonero". Me grabo el número. Perfecto, pero aún me siguen mirando. Lógico, un líquido rojo está empapando mis mallas blancas. “Procesar”. Parece ser que es sangre. Necesitaría una transfusión. Me apaño con un retráctil de zumo de tomate que sustraigo del mismo bar. Mucho mejor. 



 A punto de empezar la carrera. Necesito un ser humano con quien poder cumplir el objetivo de mi misión. Me fijo en un sujeto que viste una llamativa camiseta roja. Me suena esa prenda. Me sitúo cerca de él. Le leo el pensamiento. Se hace llamar “villano” y aspira a ser un “diablo rojo”, estrena camiseta y está nervioso, tenso y concentrado a la par que emocionado e ilusionado. ¡Ahora recuerdo!, en mi inspección del recorrido me cruce con varios individuos de ambos géneros que portaban camisetas rojas y rosas y también eran “villan@s”. Muy buen ritmo llevaban y muy buena gente parecían todos. No busco más, ya tengo referencia. 



El speaker nos dice que queda un minuto. Algo suena por megafonía que recuerdo: “¡Espartanos!, ¿Cuál es vuestro oficio?” Y todos gritan: “¡AUU AUU AUU!”. ¡Qué pasada!, mágicos momentos los previos a la salida, incluso para un extraterrestre. Termina la cuenta atrás y comienzan los 23K de la MAMOCU. Primeros metros por el Parque de los Moralejos, algo de apelotonamiento, cada uno busca su lugar. De repente siento un tirón en el cuello. Alguien ha pisado mi capa española. El tirón ha sido brusco y he perdido la cabeza. La busco entre una nube de piernas y finalmente la encuentro. Nadie ha reparado en la cabeza por el suelo ni en el sujeto descabezado que la buscaba. La adrenalina del momento supongo. La coloco en su sitio. Hay que mejorar algo esta técnica de suplantación. Cruzamos el rio Júcar por primera vez, no será la última, y nos dirigimos al campus universitario. De momento solo asfalto, tardamos casi dos km en pisar una senda. Primeras rampas, de momento suaves. Alguien grita a mi referente por lo que parece su nombre “¡Miiigueeeel!”, la saluda. ¿Se conocerán? Llega la primera rampa dura. Paramos de correr y comenzamos a andar. Coronamos e iniciamos un rápido descenso. Nos encontramos con un participante tumbado y lesionado. Le dejo mi capa española, quedo como un señor y me ahorro sustos. Cruzamos el Júcar por segunda vez y de nuevo el grito; “¡Miiigueeeel!”. Ahora además corre a su lado unos metros y hablan. Casi seguro que se conocen. Como noto algo inquieto a Miiigueeeel le leo la mente. Nos acercamos a la “madre de todas las cuestas” de la MAMOCU. 700 metros, desnivel 250+, pendiente máxima 40% y media 31,6%. No hay dolor, dejamos la margen del rio, giro brusco a la derecha y empezamos a subir…o escalar. Miiigueeeel sube bien, ha cogido su ritmo y quiere mantenerlo. Me sorprende que de vez en cuando se agache y recoja algo del suelo. Y no es la primera vez. No sé qué es, pero ya me enteraré. Continuamos, la subida va a ser larga. Tenemos un pequeño descanso, pero vuelven rampas muy duras. Piedras, rocas, barro. No es fácil, un paso y después otro; algunos cuestan darlos, pero muestra mucho empeño y mantiene el ritmo. Últimos metros y por fin coronamos. Kilómetro 9,4. Nos espera un merecido avituallamiento. Llena su botella, bebe y se alimenta. Yo intento coger algo de fruta con el brazo incorrupto de Santa Teresa, pero no es fácil de controlar y tiro la bandeja de las naranjas y la de los plátanos, intento ayudar con el brazo de Cristóbal Colon y acabo tirando también la de los frutos secos. Me excuso en repetidas ocasiones y me gritan con lo que deduzco será mi nombre, “¡Gilipollas!”. Todo el cerro nevado y Cuenca a nuestros pies, espectacular. 


Ahora la senda es más ancha, con dos franjas en las que la nieve ha sido sustituida por una pasta marrón resbaladiza y peligrosa. El perfil es favorable, vamos descendiendo hacia el Júcar de nuevo. Miiigueeeel va cogiendo ritmo, incluso hacemos kilómetros por debajo de 5 min. Yo tengo un problema, o los pechos de Carmen de Mairena son muy grandes o el top de Leticia Sabater es muy pequeño, pero cuando vamos descendiendo los pechos se desbordan del top y no paro de recibir sucesivos impactos en la cara y en mis órganos genitales. Necesito una solución. Añado a mi indumentaria 10 tops más de Leticia Sabater y 10 bikinis de los del primer posado veraniego de Ana Obregón. Llegamos al segundo avituallamiento, kilómetro 14,7. Un puñado de frutos secos, otro gel y un poco de líquido. Mucha gente animando. Cruzamos por tercera vez un caudaloso y ruidoso rio Júcar por el puente de Valdecabras. 



Dejamos el puente y la carretera y otra vez al monte. Seguimos a buen ritmo. Más toboganes, más subidas y bajadas, más bajadas y subidas. Llegamos a una especie de hondonada y me da la impresión que algo está cambiando. De repente el ritmo decae un poco, parece que las piernas se atascan. Quizás sea algo pasajero. Encaramos otra subida y las sensaciones definitivamente han cambiado. Le cuesta subir, le cuesta mucho subir; pero también bajar. No solo ha perdido ritmo y alegría, también seguridad y confianza. Se tropieza, se trastabilla, se lleva alguna rama; esto antes no le pasaba. Y finalmente también resbala y cae, es leve. Se levanta y continúa. No sé si preocuparme, ¡coño le he cogido cariño a Miiigueeeel! El terreno nos da algo de tregua con el desnivel y aprovecha para comer y beber, ya no sé si tanto por necesidad como para intentar evadirse unos momentos. Pero el perfil de la carrera no engaña y llegamos a la última y exigente subida, el cerro de la Ermita de San Julián. Las primeras rampas son difíciles y duras tanto por el porcentaje como por el estado del terreno. Avanza lentamente y con dificultad, las piernas muy rígidas. En mi mente de extraterrestre pienso si no sería mejor parar y dejarlo aquí, pero supongo que habrá una explicación para continuar. Ya me enteraré. Creo que tira más de mente que de físico. Se para dos veces para flexionar piernas y recibe los ánimos de otros corredores como él los dio antes; pero se levanta y continúa. Se atisba el final. Se oye una frase ya mítica a la par que peligrosa: "solo unos metros y ya todo bajar hasta la meta". En todas las carreras de trail la oiréis; ser temerosos de ella. Los últimos pasos son casi agónicos para Miiigueeeel, pero consigue coronar y sin pensárselo dos veces se echa a correr todo lo que le dan sus maltrechas piernas. En esta ocasión es cierto y casi todo es descenso hasta Cuenca. Pasamos otra vez por el campus, cruzamos por cuarta y última vez el Júcar y entramos de nuevo en el Parque de los Moralejos. Y de repente otra vez el grito, ¡Miiigueeeel! Otra vez ella. Corre a su lado, le hace fotos y le da un sinfín de ánimos. Del todo seguro que se conocen. Y por fin la jodida y maravillosa META. La cruza y por sus gestos, sensaciones y expresiones voy entendiendo cosas. Entiendo que no puedes parar y dejarlo porque el momento de cruzar la META es imborrable, porque te emocionas con los tuyos, con tus “rivales”, con tus amigos y compañeros. Seguramente nunca ganarás una carrera ni subirás a un pódium, pero llegar a META es ganar “tu” carrera, porque no compites contra nadie más que contra ti. No puedes parar y dejarlo porque es un reto que te has propuesto y que quieres superar, es otra META más que cruzas y que superas; METAS que antes estaban tan lejos y ahora tan cerca, que antes eran una quimera y ahora son posibles, que antes eran sueños y ahora son realidades, que antes eran cosas de locos y ahora ya eres un “loco” mas. No paras y sigues y si te caes te levantas, porque plantearte estas METAS y cruzarlas te hace crecer y mejorar como persona y te hace más fuerte. Y porque consiguiéndolas haces que tu gente, tu familia, tus amigos, tus compañeros, tus colegas; se sientan orgullosos de ti y de tus METAS. 


Efectivamente ya entendiendo cosas. Interesante este contacto con el “ser humano” y con los “villan@s”. Quizás me quede algún tiempo por Villanueva de la Torre. Por cierto, ya sé porque se agachaba con tanta frecuencia durante la carrera. 



PD-1: quiero dedicar esta crónica a los siete seter@s y SUPER villan@s, que se propusieron la META del maratón y la cruzaron. Mi admiración absoluta. Y también a ella por ser y por estar. 



PD-2: esta crónica es también un pequeño, modesto y humilde homenaje al Premio Cervantes del 2016, Don EDUARDO MENDOZA, y más concretamente a su ya eterno personaje GURB. Quien no haya leído este libro que lo haga. Corto, rápido, dinámico, desternillante y maravilloso. 

http://quelibroleo.com/sin-noticias-de-gurb
 250 llegados a META en los 23K del MAMOCU 2018 




PUESTONOMBREPTO/CATPASO 1PASO 2META
122MIGUEL ANGEL ROZAS RODRIGUEZ231:00:582:26:213:01:10










3 comentarios:

Carlos dijo...

Felicidades Miguel Ángel!, por la original crónica y por supuesto, por el carrerón que hiciste.

Nos vemos, un abrazo.

PRONADOR ERRANTE dijo...

Sublime la crónica MIGUEL (GURB ) , EXTRATERRESTRE.
Me encantan las crónicas que surgen sobre la inspiración de un relato famoso.
Merece la pena abrir el blog cualquier día y encontrarse con semejante joya. Esto viene a demostrar que somos algo más que “corredores” (runners que dirían los modernos).
Además te marcaste una gran carrera, se nota que el entrenamiento setero surte efecto y del bueno.
Un saludo muy alienígena. Nos vemos en el camino.
PD Gracias por ese pedazo de foto que pasara a la posteridad villana.

Erika D. dijo...

Miguel,pedazo de crónica!!! Ahora ya no se si eres un runner o el escritor...los dos en un cuerpo y dentro de la misma mente,quizás? Enhorabuena compañero!

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