La verdad no sé muy bien por dónde empezar a escribir, tengo tantas cosas que decir, que me gustaría trasmitirlas de la mejor manera posible. Como siempre se dice, estas cosas deben empezarse por el principio.
Hace un año, tanto mi hermano como yo, corrimos distintos tramos acompañando a gente del Maratón de Madrid 2014, ese día nos decimos, esto tenemos que correrlo. En Agosto, si Agosto me sacó mi dorsal, quedando un mundo por delante, sin saber si podré correr o no. Desde ese momento comienza una temporada deportiva de ensueño, en la que en ningún momento pensé en esta carrera, sino en cada uno de los objetivos que me iba plantando por el camino. Pocos sabían que la correría, mi hermano, Irene y poco más. Durante los meses, en muchos momentos pensé que ni la correría, por las incertidumbres de posibles viajes en el trabajo.
Ya en Marzo, tras bajar mi marca en media en Alcalá, hago público que correré el MAPOMA y que mi objetivo es acabarla con mi hermano, porque la primera tiene que ser con él. Su intención era bajar de las 4h. Las semanas de carga de volumen, no me gustaron, no me gustó esos entrenamientos tan largos, casi siempre solo, me costaron dolores en las rodillas, en la cabeza por no saber si tendría recompensa y alguna que otra discusión con Irene.
Desde el jueves anterior a la carrera, comienzo a sentir un cosquilleo interior increíble, el Whatsapp del club echa humo y empiezo a pensar en el maratón en todo momento. El viernes, recojo mi dorsal, la manera en la que entré a la feria del corredor se merece un post aparte, pero mejor que cada interesado me pregunte, lamentable las colas de entrada. Del viernes al sábado, sueño con la carrera, os juro que me levanté sudado. Y ya el sábado, fue un día extraño, sin querer hacer mucho esfuerzo, estirando, viendo que nos iba a llover y cambiando algún plan a última hora. No dormí mucho, a penas estuve seis horas en la cama, pero me levanté feliz, ilusionado y fresco como una lechuga.
En el tren con Gaspar y David (su compañero de entrenos), comenzamos a sentir la carrera, empezamos a ver a mas corredores. Llegamos al Ropero y allí veo a Verdeal y Edu, dejamos la ropa, nos colocamos nuestro poncho, me despido del resto de la familia villana que había por allí y nos vamos hacía la salida, donde nos juntamos con Nico, compañero del Club de Marchamalo.
Y llega la salida, ni siquiera sabemos si ya hemos salido o no, tardamos unos cinco minutos en pasar por el arco y los primeros metros apenas podemos correr, entre gente que iba muy lenta y otros que adelantaban como si les fuese la vida. Veo a Jaime hijo y familia y a Erika, y poco después a Félix el primer villano con el que me cruzo. Los primeros kilómetros nos salen por encima del ritmo objetivo, pero no pasa nada, voy disfrutando, en muchos momentos se me ponen la piel de gallina, de ver tanta gente, pasar por el Bernabeu, puff, increíble.
Damos la vuelta a Plaza Castilla y empieza un terreno muy favorable, mi hermano nos recuerda más de una vez que no tenemos que emocionarnos y a penas recuperamos terreno perdido, en ese momento empiezo a sentir que me meo, como una persona mayor, que así no voy a aguantar mucho. Todo Bravo Murillo busco donde puedo parar y no es hasta pasar Cuatro Caminos, cuando puedo parar en un parquecillo, me tiro más de 1min30 meando y durante los siguientes kilómetros me pongo a 4:30 para pillar a mi hermano, en esas recuerdo volver a ver a Jaime y familia. Hemos hecho ya 11 kilómetros pero me siento radiante.
Los siguientes kilómetros, bordamos los tiempos, 5:25, veo bien a mi hermano y por momentos creo que estoy soñando, nos separamos con la gente de la media y comenzamos a correr más a gusto y disfruto de la espectacular pancarta que las mujeres de nuestros patas cagas tenían para los villanos. Pasamos por encima de una casi desierta Castellana y volvemos de nuevo a Bravo Murillo, donde coincido con Jose durante un par de minutos, recuerdo que me dice, “vas sobrao” y la verdad así era, me dice un poco como va la gente, que tengo a Juanjo y Sergio al lado y que las chicas ya habían pasado el 10.
Por delante tenemos la parte más bonita de la carrera, enfilamos la calle de San Bernardo hacía Gran Vía y allí tengo a Irene con su padre, pobrecita mía como se ha calado por verme en mi día, me emociono de pensarlo. Julián, su padre me choca la mano e impide que la foto que llevaba preparando Irene durante más de veinte minutos no salga, pobre. Encaramos Callao, que de gente por favor, veo Sol a lo lejos, esto parece una etapa del Tour. Llegamos a Sol y allí tengo a Pablo y a Lourdes, joer que emoción verlos, gracias. Y pocos metros después está Merce animándonos. La calle mayor es impresionante, subimos aupados por la gente, torcemos en la Almudena y pasamos el Palacio Real, recuerdo que la banda en ese momento estaba tocando la canción “Paqui palla” de la Fuga, el subidón es brutal. Al comienzo de la Calle Ferraz, tengo otra vez a Irene, animándome, qué grande!!!
Pasamos la media, 1h55, si fuésemos a este ritmo, conseguiríamos nuestro objetivo, pero soy consciente, que la segunda parte es más dura y que cualquier problema nos va a privar del sub4h. Al final de la Calle Ferraz, veo a lo lejos a Tomas Rivilla, acelero y charlo con él, hasta que al torcer una nueva meada nos separa. Creo que me he pasado con la bebida, porque mear dos veces y tanto, en una carrera así…El siguiente kilometro de nuevo me tengo que poner 4:30 para alcanzar a mí hermano, en esas paso por una espectacular fuente, que no sabía ni siquiera que existía en el Parque del Oeste, le hago foto y sigo remontando, llevamos 25 km y estoy fuerte. Llegamos al globo de las 4horas, y allí tengo a Juanjo, vamos juntos durante buen rato.
En Príncipe Pio, vemos a mi cuñada Cristina con mi sobrina Alba, su sonrisa me da más fuerza que cualquier gel, con la que esta cayendo y allí esta riéndose con su abriguito rosita. Increíble lo de las familias animando en un día de perros como este. El puente del río que nos lleva hacía la casa Campo es otro de esos puntos que te ponen los pelos de punta. A pocos metros esta Irene de nuevo. En la Casa Campo, llovía impresionante, al pasar junto al lago. Hay unos metros que no sabemos muy bien donde estamos cada uno y al poco Nico, nos dice que David ha pinchado, veo a mi hermano con un momento de duda y sinceramente pienso que se quiere quedar a esperarle, pero mira hacia adelante y seguimos, llevamos muchos kilómetros bordando nuestro ritmo objetivo, el objetivo esta a 12km.
La cuesta de la salida de la Casa Campo, se atasca y veo a mi hermano que se queda atrás unos metros, pero según cogemos la Av. De Portugal se me pega de nuevo, vemos de nuevo a Irene y a Julián, algo antes de lo que me esperaba y pocos metros después, Cristina y Alba. Según nos ponemos paralelos al rio, veo como mi hermano se sigue quedando, los kilómetros que estaban siendo 5:25, empiezan a ser de unos veinte segundos más, nos pasa el globo de las 4 horas y Juanjo con él. Gaspar empieza a agachar la cabeza, empiezo a animarle, a animar a la gente para que nos anime. Veo que está sufriendo y al pasar por el puente del Vicente Calderón, me doy cuenta que esto se nos va a hacer muy largo, porque a penas levanta la cabeza para ver el estadio, pero aún así aguantamos por debajo de 6min/km. La vuelta hacia atrás en el Paseo de Virgen del Puerto, es sin duda el peor momento para mí en toda la maratón, escucho a mi hermano que le dan unas arcadas y al poco empieza a vomitar, le digo que si paramos, pero continua corriendo, me da un ejemplo de sufrimiento brutal, que aún escribiendo esto me emociona, llegamos al Paseo Imperial y le recuerdo la de veces que nos ha hablado nuestro padre de esta calle, no sé siquiera si me escucha, los kilómetros se hacen cada vez más largos, la gente nos empieza a pasar y eso a mí hermano le hunde aún más, en algún momento pienso que si no querrá tirar la toalla, que lo que estaba siendo un sueño, no quería que se convirtiera en pesadilla.
En el Paseo de las Acacias veo a Pablo y Lourdes, me detengo a conversar con ellos, me hizo mucha ilusión verles. Esos kilómetros que enciman pican hacía arriba, se nos van cerca de los ocho minutos, le recuerdo mil veces que somos un ejemplo, que vamos a terminar, que para mi va a ser un día inolvidable, que levante la cabeza, que se estire, que piense en positivo, le intento dar agua, protegerle de la lluvia, pero cada kilometro se hace eterno. La verdad es si algo tiene esta prueba, es con el final que tiene si llegas sin fuerzas mueres, porque la última parte es dura. En Atocha, me detengo con nuestras compis del club Gema y Laura y al poco ya estaba de nuevo Irene con su padre, como se lo han currado para llegar a todos los puntos posibles…
Todo el Paseo de Recoletos se me hace un calvario, verte entero y no dejar de sentir como te adelantan por un lado y otro es una situación difícil, pero mi hermano no dejo ni un momento de correr y yo no dude en ningún momento en hacer mi carrera y dejarle tirado. Parecía que no llegábamos a Colon, torcemos y aun nos quedaba subir por la Calle Velázquez, las últimas posibilidades de pegarnos a las cuatro horas desaparecen, pero una sensación de emoción me embarga, empiezo a sentir que si hemos llegado hasta allí, ya pase lo que pase voy a acabar la maratón.
Y de pronto llegamos a Príncipe de Vergara, y le digo a mi hermanos, “Vamos que ya vemos el Retiro” y veo que levanta la cabeza y empieza a mejorar su cadencia, aprovechando la bajada, se me saltan las lágrimas, porque veo que ya lo tenemos hecho. Llegando al Retiro, esta Cristina y Alba, mi hermano se agacha a besar a su hija y me pide que le agarre y que le levante para seguir corriendo y afrontamos la entrada al Retiro con una satisfacción infinita, ya no había dolor, ni sufrimiento, los sentimientos de ese momento, recompensan tanto esfuerzo y quizás es por estas cosas por las que practico un deporte como este.
Cuando divisamos la meta a lo lejos, mi hermano me agarra la mano y recorremos los últimos metros más juntos que nunca, alzando los brazos al cruzar la meta y fundiéndonos en un abrazo entre lagrimas de felicidad, porque lo habíamos conseguido.
Luego llegaría la odisea hasta llegar al ropero, entre la lluvia y el frio, lo pase bastante mal. Pero me sentía realizado, sabía que podía haber hecho mucho mejor tiempo corriendo por mi cuenta, pero sino nunca hubiera vivido esto, y ha sido algo inolvidable.
Mis felicitaciones a todos los villanos que han corrido, en un día épico, a todos los que han venido a animarnos, a Sergio por bajar de 4 horas, crack!! A Edu y Verdeal, por mejorarse cada día. A Nati y Laura, por hacer realidad su locura. A Irene y Julian, por recorrerse Madrid persiguiéndome y en especial a mi hermano Gaspar, que me ha regalado uno de esos momentos que se nos quedaran guardados para siempre en nuestra memoria.
Esté vídeo me lo ha regalado Irene:
Maratón de Madrid, Volveré!!!!
VÍDEOS DE DAVID GARCÍA |
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MEDIA MARATÓN |
META |
9 comentarios:
Que subidon, ,,, estupenda crónica y una producción de Irene de las que suben las pulsaciones.
Un abrazo Gaspar, David y que entremos y disfrutemos otros muchos.
Enhorabuena Dave, el año que viene a por Basi.
Si este año has ido sobrado....el año que viene si aprietas te llevas a más de uno!! Enhorabuena brothers!
Enhorabuena a los hermanos García Serrano.
La crónica, como siempre, buenísima.
Has reflejado muy bien ese sentimiento de cuando se sabe lo que se sufre y te pones en la piel del otro, bien porque vas "sobrado" o por que lo ves desde fuera.
Emocionante la entrada a meta, y el vídeo de Irene inmejorable.
Todo un Lider.
El año que viene más.
Grandes David y Gaspar..
Te vi sobraooo y con un sonrisa tremenda .....
se notaba que ibas disfrutando, y de eso se trata
Enhorabuena a los dos!!!!
ENHORABUENA A LOS HERMANOS DAVID YA TE HAS GRADUADO EN ESTO DE LAS CARRERAS POPULARES AHORA SE TE PUEDE LLAMAR DE USTED
Muchas gracias por vuestros comentarios, sois increibles
Enhorabuena a estos grandes hermanos!
Lo que os propongáis lo que conseguís y encima, juntos, compartiendo vida.
Enhorabuena chicos, muy grande Irene!
Enhorabuena David. Eres un pedazo de campeón,tras las tiradas largas llego la recompensa.
Disfrutalo Campeón.
Jaime Hijo
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