Crónica Desafío Urbion - Miguel Angel Rozas



MÉRITOS O DEMÉRITOS DEL AÑO (I): DESAFÍO URBIÓN. CLASES DE GEOGRAFÍA. 

Sin lugar a dudas la Geografía siempre fue mi asignatura favorita. Me encantaba y me sigue encantando y por encima de todo me sorprendía esa facilidad para aprenderme todo lo relacionado con esta asignatura sin apenas tener que estudiar. Con la explicación de clase o con una solo lectura de la lección se me quedaba grabado. Y no es que me lo aprendiera de memoria, simplemente lo asimilaba, así de fácil; en algunos casos, casi para siempre, como por ejemplo los países del mundo y sus capitales. Pues nada, coger lápiz y papel, que hoy toca clase de Geografía.





Seguramente la Geografía me gustaba tanto porque en mi niñez e infancia, con cierta frecuencia, oía a mis padres contar "batallitas" de sus años, desgraciadamente pocos, por cierto, en las escuelas de sus respectivos pueblos. En plena post guerra y en años y tiempos muy difíciles, de penalidades, de miserias, y de pura supervivencia. Maldita Guerra Civil. Y especialmente recuerdo a mi madre recitando de carrerilla la lista de los ríos de España con nacimiento, afluentes y desembocadura. Pero ya han pasado muchos años de aquello y al pedirle que refrescara la memoria para recuperar todos esos datos, la información ya no salía de carrerilla. O sea que entre la que aún conserva ella, la que tengo yo y Google y las Enciclopedias Álvarez he dado con lo que buscaba para esta crónica.

"El Duero nace en los Picos de Urbión, provincia de Soria (Duruelo de la Sierra) y durante sus 897 km de longitud recorre las provincias de Soria, Burgos, Valladolid, Zamora y Salamanca antes de entrar en Portugal y desembocar en Oporto. Sus principales afluentes por la derecha son el Esla, el Pisuerga y el Valderaduey; y por la izquierda son el Riaza, el Duratón, el Adaja, el Tormes, el Huebra y el Águeda"

Efectivamente el Duero nace en los Picos de Urbión y para allá que me fui en los primeros días de septiembre para conocer y descubrir el Pico de Urbión, sus siete lagunas y por supuesto el nacimiento del río Duero en la VI edición del Desafío Urbión.




Merece la pena que en esta ocasión me detenga brevemente en la localidad en la que pernocté la noche anterior a la prueba; no suele ser habitual, pero hagamos una excepción. Duruelo de la Sierra es un municipio de la provincia de Soria que tiene una muy estrecha relación con el río Duero. Ya el origen de su nombre se adivina qué es un diminutivo del propio río. En este municipio se localizan tanto el nacimiento del Duero como el Pico Urbión. Al entrar en su casco urbano y justo antes de cruzar el que será uno de los primeros puentes sobre este río, un cartel nos indica que esta pequeña localidad está hermanada con una gran urbe como Oporto. Sorprende un hermanamiento tan dispar, pero tienen algo en común que irremediable les unirá para siempre, el río Duero; origen en Duruelo, final en Oporto.




 Minutos previos a las 8:30, hora de salida de una fría mañana con el termómetro marcando 3 grados en Covaleda, centro neurálgico y salida y meta de este Desafío. Momentos de reflexión, de alegrarte de estar ahí y de recordar una vez más que no solo estás ahí para correr, que, al menos para mí, es mucho más que eso. El sábado por la tarde, antes de la charla técnica, estuve en la presentación del libro de Irene de Haro "Correr es más que correr" y no me pude sentir más identificado con sus palabras y con sus sensaciones. Se da la salida y empezamos a correr, y lo hago acompañado de Erika y de Sergio, al igual que la tarde y la cena del sábado.



  Siempre es complicado explicar y describir una carrera de montaña y su recorrido, porque lógicamente la realidad supera la ficción y "las palabras se quedan cortas para decir todo lo que siento", como decían Seguridad Social. Pero hagamos un intento. Al poco de salir mi camino y el de Erika y Sergio se separan, aunque reconozco que siempre tuve la mosca detrás de la oreja por si la veía aparecer de repente de la nada y me rebanaba otra vez como pasó en Cuenca. Esta vez no ocurrió, pero gran carrera la suya también siendo 4ª senior. Sergio se retiró, porque más vale prevenir para lo que tiene en el horizonte. Tras unos pocos metros favorables después de la salida el perfil no engaña y empezamos a subir hacia el cerro de El Muchachón. Es una subida larga y exigente, pero afortunadamente tiene algún pequeño “descanso” que la hace mas llevadera. Alcanzamos por fin el cerro en el km 6 y descendemos rápidamente hacia la primera de las lagunas del día, la del Hornillo. Salí con el cortavientos puesto para combatir los escasos grados centígrados de la salida, pero hace ya rato que me sobra. Y después de esta bajada, pues otra vez a subir. Es lo que tienen las carreras de montaña, no hay pausa, no hay descanso, no hay tregua, no hay respiro; eso es lo que las hace tan atractivas, tan irresistibles y tan cautivadoras; sucede que un día te lanzan una especie de hechizo o sortilegio contra el que ya no puedes hacer nada, te quedas sin voluntad y sin control y solo eres su “esclavo”.




Alcanzamos el Mojón Alto y rápido y peligroso descenso pasando por la laguna Helada y alcanzando por fin la maravillosa laguna Negra. Allí el espectáculo visual es impresionante y no puedes evitar detenerte algún segundo para disfrutarlo y vivirlo. En momentos e instantes como ese te alegras de haber caído rendido a los encantos de estas carreras y de haber sido hechizado. Desde ese indómito paraje comienza la que será la más dura, técnica y vertical de las subidas del día, en dirección al Pico Zurraquín. Kilómetro y medio de gran dificultad, sin apenas senda, con mucha roca y tramos casi insalvables que solo pueden superarlos con la ayuda de las cuerdas de apoyo que te encuentras en el trayecto. Pero el premio al alcanzar la cima y girar la cabeza es grandioso.





Desde allí, y pasando junto a la laguna Larga, nos dirigimos irremediablemente al techo del Desafío, al Pico Urbión o hacia el Señor Urbión, como nos aclaró uno de los innumerables voluntarios que había durante el recorrido. Este tema y el de la organización de esta carrera se merecen unas líneas más tarde. Cuando por fin lo vislumbras en toda su magnitud tienes esa sensación que te ocurre cuando estás a los pies de un “coloso” de estas características; que te parece imposible vencerlo, que crees que el reto de “conquistarlo” es imposible; pero cuando por fin estás arriba te das cuenta que no se trataba de una lucha o de un enfrentamiento; te das cuenta de que tienes un nuevo amigo, un nuevo aliado, un nuevo compañero; fiel y leal; de los que van con la verdad por delante; porque nunca mejor aplicado, lo que ves es lo que hay, ni más ni menos. Un placer Señor Urbión.


 Comenzamos un rápido descenso y llega el gran momento en el que lo que aprendimos en las clases de geografía y lo que me contaba mi madre se hace realidad y pasamos junto al nacimiento del Rio Duero. Gran instante. Te sientes afortunado de estar allí y realmente lo eres. Seguimos con los subes y bajas y superando más lagunas, hasta que finalmente llegamos a la última subida del día, la del Hayedo. Mucho has oído y has leído sobre esta subida y su dureza, especialmente por estar al final del recorrido; realmente llegas un poco acojonado, pero no sé si porque esperabas un infierno resulta que no te parece tanto. Dificultad la tiene y mucha, pero llevadera. Finalizas la subida en medio de un maravilloso estruendo de cencerros y encaras la la célebre y sempiterna “bajada que te lleva a la meta”. Me encuentro fuerte y me lanzo con muchas ganas, pero lamentable e inesperadamente el flato hace acto de presencia en ese último tramo y los últimos cuatro kilómetros son bastante agónicos, porque no hubo manera de conseguir que se fuera a tomar por culo. Cosas que pasan. Pero incluso a pesar de él, el momento de cruzar la meta nuevamente es pura magia y ese momento ni lo explico ni lo describo, porque no puedo y porque es solo para mí. Después de 37 km, 2500 + de desnivel y 6h 43’ 25’’, el esfuerzo mereció mucho, pero mucho la pena.


Grandísima experiencia la del Desafio de Urbión. Primeramente, porque la localización y la ubicación de prueba es extraordinaria y en segundo lugar porque la organización prácticamente roza la perfección. Todo está cuidado al milímetro, la recogida del dorsal, una bolsa completísima donde no pueden faltar los torreznos, la zona de salida y meta, la señalización de la prueba, la ambientación y por encima de todo, los voluntarios. No solo es que la cantidad que están colocados por el recorrido sea inmensa, sino que además todos sin excepción te animan, te alientan y te aplauden. Sin duda un lugar y una carrera para repetir. Enhorabuena Covaleda y toda la comarca y al club Desafio Urbión. 






2 comentarios:

pepa cooks dijo...

Enhorabuena, Miguel! otra carrerilla de 7 horitas...

PRONADOR ERRANTE dijo...

Muy buena Miguel, me alegro que sigas con el ritmo que cogiste el año anterior. No es facíl y tiene mucho merito.

La crónica como siempre de chapeau.


Nos veremos en el camino.

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